Al vivir en la caótica ciudad de México y estar en cada uno de sus rincones, me voy dando cuenta de lo folklórica que puede llegar a ser. Probablemente se trate de un estado semi-insano al cual estoy llegando por tanto movimiento de la misma ciudad: carros, gente, mercados, combis, camiones etc. hacen de la ciudad un nido de hormigas el cual no sabes si van o vienen o peor aún, se vienen. Pero el punto aquí no es el estado en el cual se encuentran sino la cultura que hay alrededor de todos estos servicios y lo pintoresco de los nombres que llegan a tener. Así pues, siendo estas las condiciones actuales, el Black Circus se enorgullece en presentarles:

¡¡Las estaciones del metro!!

-Aplausos-

Por ejemplo, en la línea 12:
San Cosme: ¿El santo patrono de los venideros? ¿no verdad? ¿Entonces porque San Cosme? San cosme cosme cosme cosme cosmecosmecosmecos...

Línea 7:
Camarones: ¿Por qué diablos se le dedica una estación de metro a Camarones? ¿Porque no Jaibas? -Nos vemos en el metro Jaibas- suena mejor.. ¿qué acaso los Camarones se aventaron del Castillo de Chapultepec a proteger la bandera? No verdad!!! O ¿nos dieron "patria y libertad"? Entonces porque diablos se le dedica un espacio al maldito crustaceo!

Linea 9:
Pasa lo mismo que con la anterior pero en esta línea tenemos no una si no DOS motivos de estudio: Chabacano y Jamaica.
-..Y vinieron de tierras lejanas de Aztlán rumbo a Tenoch y sobrevivieron gracias a una dieta de maíz chabacanos y flores de jamaica.. (!!!!!!!) si alguien sabe el valor histórico - social de estos dos elementos de la naturaleza favor de hacérmelos llegar vía mail o comment.

Y así podría continuar con infinidad de nombres irreverentes que la cotidianeidad transformó como "normal" y que esa misma rutina hace que los ojos se acostumbren a observar lo que alguna vez para ellos fue algo excepcional. Curiosamente esto no solo pasa con las cosas sino también con las personas y es que nos acostumbramos a ver algo tan común que cuando se le agrega una chispa esta es tratada de apagar o peor aún de destrozarlo todo para eliminar aquel pequeño brillo.